Oscuro: qué hacer con la indignación [Poesía]

No dice lo que vio, pero dice que no lo puede decir; de manera que aquellas cosas que no
se pueden decir, es menester decir siquiera que no se pueden decir, para que se entienda que
el callar no es no haber qué decir, sino no caber en las voces.

Sor Juana Inés de la Cruz

OSCURO

María Rivera

Y la encontré amarga/ y me apartó de sus piernas/ la muchacha lloraba/ las muchachas lloraban/ mostraban el pecho, el glúteo, el moretón/ la foto congelada/ la desnudez, lo suyo, el cuerpo/ la contención del músculo/ enseñando a los otros en su ella/ que cayeron en éste/ suyo/ mí país, entre sus colmillos aviesos/ policías/ guardianes/ jueces/ celadores

Y comencé a leerlos y decían/ las autoridades imponen el orden/ acostúmbrense/ decían/ ellos se lo merecen/ ellas mienten/ la noche se cernía sobre este mi país mexicano/ allende/ donde enseñan sus colmillos el odio/ el hambre/ de mirar por lo verde al verde/ pobreza/ miseria de pensarlo/ mi torre de viento derribada/ mi torre

Y se los voy a decir/ yo también lo dije/ no cabía de orgullo/ “la poesía no admite compromisos”/ ése/ su compromiso/es hablar con lo humano/ inmarcesible/ creo que dije o lo dijo alguien/ puede hablar/ a cualquier hombre/ en cualquier época/ y lo creí/ y me sentí muy libre/ yo también me pavoneé/ los miré con sorna/ festejé las bodas de la poesía consigo misma/ la gracia eterna/ de su limón girando/ hasta esa mañana de mayo/ que entreví/ en este mi país/ un pueblo/ calles/ casas/ iglesias/ perros/ cuerpos/ allanados/ sangrantes/ escuché sus voces en camiones/ “ven y cala a esta puta”/ dijeron/ y la arrastraron al asiento trasero/ desgarraron su ropa/ bajaron sus pantalones/ le taparon los ojos/ le dijeron “perra, dime vaquero”/ le introdujeron violentamente los dedos Y cuando la llamé no vino/ no abrió la boca/ me abandonó/ estaba comprometida con lo humano inmarcesible/ las guerras del Caúcaso/ del Peloponeso/ o cantaba la belleza de la rosa/ la belleza del amor/ la belleza de los símbolos/ no hablaba de policías/ gendarmes/ chota/ culeros/ ya nos cayó la verga/ sí/ como botín de guerra/ sus cuerpos/ mujeres/ no mujeres/ tetas/ nalgas/ vaginas/ bocas/ agujeros/ sitios/ espacios/ jardines desolados

Y me decía/ me decían/ me repetía/ no puedo cerrar los ojos/ no puedo abrirlos/ como yo lo abro/ tengo los párpados cocidos/ un llano quemado mis palabras/ el poema/ me dio silencio/ me dio silencio/ me dio silencio/ ese fue el inicio/ y eso fue lo que me dio/ llanto/ y eso fue lo que me dio/ amargura/ y eso fue lo que te dio/ país/ trágatelo como piedra/ polvo/ trágatelo país/ y decían/ no te lo tragues/ ese cuento de las mujeres/ mira los machetes blandiéndose en el zócalo/ mira los aviones que no surcan el cielo/ los aviones/ no son aviones/ son aves/ cargadas de mierda/ y tus palabras/ tus hermosas palabras/ tus bellas palabras/ desangradas/ lívidas

Y le decían al muchacho/ “tú no llegas al penal, pendejo, te vamos a bajar antes”/ cuando les rogó que dejaran a las mujeres/ lo patearon en el pecho/ en una vuelta/ cayó del camión/ no pudo moverse/ dejó de sentir las piernas

Y yo pensaba éste mi país como una paloma herida/ un llano en llamas congelado/ lloraba/ llamaba a los amigos/ no podría/ pensaba/ escribir ya nada/ pensaba/ para qué/ la belleza congelada/ el viento de la noche/ y sus torres altísimas/ la noche del éste mi país/ su cuajo de sombra/ sobre mi pedazo de cielo/ y allí está mi función para adultos/ mi mayoría de edad/ civil/ mi ingreso retardado en la boleta/ la foto del periódico/ las voces/ mi instituto nacional de migración/ mis policías/ mexicanos/ contemporáneos/ actuales

Y eso fue lo que pasó/ se abrió un bache en mi tradición/ no podía hablar/ no tenía palabras para éste mi aquí/ mi ahora/ ni paz/ ni josé/ y eso fue lo que pasó/ me dio silencio/ me dio sorna/ iba a sus salones y los encontraba cantando/ salía furiosa, triste, envenenada/ eso fue lo que pasó/ que no pasó/ en el poema/ abajo/ firmamos nuestra indignación política/ no poética/ eso fue lo que pasó/ me volví estrábica/ perdí los binoculares/ lo humano inmarcesible/ me vino silencio/ me fue viniendo/ me vinieron estas ganas de llorar/ los pupitres de vallejo/ se me vinieron encima/ sus crespones/ y la patria de compotas/ me aplastó como una mosca/ mosca/ moscas que revolotean entre la sangre seca/ del rostro del parapléjico/ el cráneo/ del joven/ roto

Y a este mi país qué cantidad de cosas/ muertos/ desmembrados/ en nuestras piedras preciosas/ monumentales/ mexicanas/ nuestro tiempo de quetzales/ nuestro vals en viena/ y yo no entendía/ no podía decir lo que pasó/ me sometí entonces a un examen de conciencia/ ideológico/ profundo/ me senté en el banquillo de los acusados/ también me dije/ hay que salvar a la poesía/ ella purifica la lengua de la tribu/ pero pensé en dante/ el vengativo/ en el florentino argenti hundiéndose en el lodo/ en sor juana a sor filotea/ eso fue lo que pasó/ me vino esa pugna encima/ nacionalistas contra cosmopolitas desde su salmuera aleccionante/ su salmodia petrificada en un coro griego/ afuera/ preguntaban por la muchacha/ le levantaban la blusa/ le lastimaban los pechos/ le decían/ “si cooperas, no te va a pasar nada”/ como si nada/ jugaban con los mechones de pelo que le habían arrancado

Y entonces se volvió un problema literario/ ético/ depresivo/ personal (no humano)/ abrir o cerrar los ojos/ abrir o cerrar la boca/ pensar o no pensar/ qué hacer con la indignación/ con el horror/ sus voces/ dónde ponerlas/ ¿adentro o afuera del poema?/ y ¿para qué? me preguntaba/ y tenía lo confieso/ ganas de salir corriendo a otro poema/ y todo este sufrimiento para qué/ pero es que no aceptaba que la poesía/ no hiciera nada frente al horror/ la poesía/ la hermosa/ y me di cuenta entonces/ que quería que la poesía me salvara a mí/ me purificara a mí con su lengua de fuego/ y nada/ balbuceaba como una pájaro empapado/ adentro de su viento/ ¿cómo abrir los ojos sin ver lo que sucede/ eso?/ ¡Cómo amargan / su crinolina/ sus afeites/ el polvo de arroz sobre el vacío!/ y cómo me gustaría tener mis hermosas palabras para decir vejada/ páramo arrasado/policía/ gusanera de animal enfermo/ puñetazo/ espejo del sufrimiento/ donde se retrata la crueldad que no se mira/ ignora su cuerpo grotesco/ mechones/ el hermoso pelo/ arrancado a tarascadas por cerdos conmovidos por lo bello/ mechones/ palabras/ rotas/ hermosas/ atragantadas/ tragadas como piedras/ trágate éstas país/ dijo lo monstruoso/ y se lo tragó

Y sucedió en lo oscuro/ país/ en la ceguera/ en atenco/ en camiones/ carreteras/ enredaderas de amor/ vejadas por la sevicia/ trato cruel e inhumano/dice la convención de estambul/ dice la suprema corte/ lo dijeron las voces/ suplicaron/ ya no, por favor, ya no/ dicen las sentencias/ en el cuerpo de nadie/ dicen las palabras caídas como lágrimas/ sobre el cuerpo/ el alma/ el mundo/ encima/ sobre la voz de ellas/ mundo: tradición de la lengua:/ “perra, dime vaquero/ puta/ eso te pasa por andar en la calle/ perra/ por revoltosa/ perra”

Voces de mi aquí/ donde sucedió esto que cuento/ cuando policías avasallaron cuerpos/ palabras/ belleza/ belleza/ belleza //oscuro//


María Rivera, poeta y ensayista, nació en 1971 en la Ciudad de México. Es autora de los libros de poesía Traslación de dominio (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2000 y 2004) con el cual obtuvo el «Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino 2000» y Hay batallas (Joaquín Mortiz, 2005) con el cual obtuvo el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2005.

Reseña del libro Hay Batallas: https://www.letraslibres.com/mexico/libros/hay-batallas-maria-rivera

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