Crear un colectivo (podcast)

Diario de la sesión
1.
Está claro que la disposición de una sala determina la relación que se establece entre las personas que la ocupan. Un círculo es sin duda la configuración más óptima, porque nos ubica en un mismo plano, nos predispone a una forma de interacción (horizontal, unitaria) que nos permite mirarnos a los ojos y reconocernos en el acuerdo y el desacuerdo. No parece haber mejor opción si lo que se quiere es construir una colectividad, por definición, un conjunto de personas reunidas o concertadas para un fin. En Palabras [relatos migrantes] nace como una junta de personas que se interesan por reflexionar, dialogar y escribir sobre una historia común, la del exilio latinoamericano contemporáneo.  

2.
Por suerte no hay una única perspectiva para hablar del exilio, como dice el mexicano Poncho Martínez (creador de libros), cada uno cuenta cómo le ha ido en la feria. Lo cierto es que hay una diferencia esencial entre abandonar un país voluntariamente y hacerlo forzado por unas circunstancias que pueden significar la muerte. Y aunque entre estos dos extremos hay una infinidad de posibilidades, pues no todo es definitivamente blanco o negro, el hecho de temer por la propia vida es una cuestión aparte. Ahora bien, cabe preguntarse, ¿qué es temer por la propia vida? ¿Se refiere a la posibilidad inminente de sufrir un ataque violento contra la integridad física, o también puede aludir a un temor fundado de que las posibilidades de subsistencia en un lugar concreto se extingan?

3.
Una pregunta va llevando a otra. Se trata de conocer a la persona que tienes enfrente, intentando dibujar su trayectoria en un mapa imaginario. De Colombia, Venezuela, México, El Salvador, Chile o Argentina, hasta llegar a Barcelona. Nos preguntamos por qué queremos hacer lo que estamos haciendo, la respuesta es breve: porque sentimos que hay una parte de la historia que no se está contando, que deambula por unos circuitos que son ciertamente invisibles. Y proponemos que quizás con las palabras podamos ponerle nombre a las cosas, encontrarnos en las historias, entendernos, darnos apoyo, ganar fortaleza, sentirnos parte, reconocernos. Y cuando decimos que queremos entablar un diálogo creativo, pensamos en la expresión literaria como un lugar donde todo es posible, también el encuentro.  

4.
Leemos que el número de solicitantes de asilo en España en 2017 fue de 31.120 (el doble del 2016). Que la mitad de esas personas son latinoamericanas: 10.350 venezolanas, 2.460 colombianas, 1.120 salvadoreñas y 970 hondureñas. Vemos que de los 4.675 expedientes resueltos favorablemente el año pasado, solo se beneficiaron 15 venezolanos y 10 colombianos. Que actualmente hay 38.880 casos pendientes de resolución, de los cuales más de un tercio son de personas de América Latina. Pero es inútil, las cifras no dejan ver a las  personas. Quizás debamos enfocar nuestro esfuerzo en develar esas historias.

Diego Salazar

Fuente de las cifras: Comisión española de ayuda al refugiado


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